La dietética china expresa que, si la nutrición es adecuada, la energía será abundante ya que los órganos estarán bien nutridos y nuestro sistema nervioso y nuestras emociones estarán en armonía. Por lo tanto, la alimentación es esencial para lograr la armonía y el equilibrio emocional y corporal. Este es uno de los principios fundamentales de la medicina china. Sobre todo, prevenir, corregir y curar los desequilibrios de los hábitos. Cada alimento contiene unos principios energéticos propios, es decir, que estimula (vacío) o dispersa (plenitud). Los alimentos podrán ser favorables al órgano al que correspondan; si es estimulante cuando el órgano esté en defecto y si es dispersante cuando el órgano esté en exceso. Los alimentos son entonces clasificados según la corriente china de la siguiente forma:
Alimentos según su energía:
Alimentos calientes y templados: tonifican, calientan, mueven.
Alimentos neutros: estabilizan, centran.
Alimentos frescos y fríos: refrescan, astringen, hidratan.
Alimentos según su sabor:
Alimentos ácidos: Astringen (elemento Madera)
Alimentos dulces: Ascienden la energía y lubrifican (elemento Tierra)
Alimentos amargos: Favorecen el drenaje y la evacuación (elemento Fuego)
Alimentos salados: En cantidad moderada ablandan, lubrifican (elemento Agua)
Alimentos según su color:
Alimentos rojos: revitalizan y tienen afinidad por el corazón.
Alimentos negros: astringen, tonifican el “Jing” (esencia). Tienen afinidad con el riñón.
Alimentos blancos: purifican y tienen afinidad por el pulmón y el intestino grueso.
Alimentos amarillos: estabilizan, equilibran y tienen afinidad por el estómago.
Alimentos verdes: desintoxican, depuran y tienen afinidad por el hígado.